Una de las capacidades que se obtiene al seguir a Cristo, es observar desde una óptica particular el accionar de los que nos rodean y de nosotros mismos, con el ánimo genuino de no caer en errores, solo para agradar a Dios.
Es algo normal en nuestros días ver como una persona buena, se envilece por la avaricia. El odio es común y se inicia la tarea estéril de maltratar y dañar para "protegerse".
Vemos como a lo bueno se le llama malo y a lo malo bueno, con tanta ligereza, que espanta.
Y medito en que el mejor legado que puedo dejarle a mi hijo es conocer a Dios. Enseñarle cómo llegar a El, es prioridad en mi. Hacerle ver que todos cometemos errores, y que cada error es una nueva oportunidad de hacerlo bien, es inminente. En especial que todos merecemos la oportunidad de demostrar lo que habita en nuestro corazón.
Enseñarle a observar esos detalles es lo mas sabio que hecho, aun me queda un largo camino por recorrer. El valerse por si mismo, sin temor a enfrentarse a esas complejidades humanas, es lo que lo hará ser mejor.
De perfeccionar esto y de todo lo demás se encarga Dios.
"El bueno dejará herederos a los hijos de sus hijos; Pero la riqueza del pecador está guardada para el justo". PRO 13:22
Cfs
Verano
1 julio 2014
